martes, 28 de octubre de 2008

Ejército Zapatista de Liberación Nacional

El 1 de enero de 1994, día en el que entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte salió a la luz pública en el estado mexicano de Chiapas una Organización armada constituida por campesinos pertenecientes a los grupos indígenas Chamula, Tzeltal, Tojolabal, Chol y Lacandón a las órdenes de una pequeña cúpula militar, mas conocida como movimiento zapatista, cuya cabeza visible fue el líder mestizo conocido con el nombre de subcomandante Marcos. La denominación del movimiento recoge, en su honor, el nombre del líder revolucionario mexicano de principios del siglo XX Emiliano Zapata.
La teoría y la praxis zapatistas
lo colocan a la par de otros movimientos de la llamada posguerra fría, tales como el sin-tierra brasileño, el piquetero argentino, el cocalero boliviano, el ocupa europeo, o el antiglobalizacion de sectores de las sociedades urbanas; ligados a un discurso y un quehacer etiquetado como contracultural de izquierda y anticapitalistas que no buscan, a diferencia de otros movimientos estado centristas, la toma del poder estatal.
Su lucha se puede expresar con tres planteamientos mínimos que van de lo local a lo global:
1. La defensa de derechos colectivos e individuales negados históricamente a los pueblos indígenas mexicanos.
2. La construcción de un nuevo modelo de nación que incluya a la democracia
, la libertad y la justicia como principios fundamentales de una nueva forma de hacer política.
3. El tejido de una red de resistencias y rebeldías alter mundistas
en nombre de la humanidad y contra el neoliberalismo.
Como ya dijimos, La rebelión se inició el 1 de enero de 1994 en el estado mexicano de Chiapas contra el gobierno del Partido Revolucionario Institucional (P.R.I.), presidido por Carlos Salinas de Gortari, aprovechando que en esa fecha se producía la incorporación de México al Tratado de Libre Comercio Norteamericano (T.L.C.). El motivo de la sublevación fue la protesta ante la situación de extrema pobreza de los indígenas y campesinos de todo el país, la reivindicación de propiedad sobre las tierras arrebatadas a las comunidades indígenas, un mejor reparto de la riqueza y la participación de las diferentes etnias tanto en la organización de su estado como de la República en su conjunto, con el objeto de que fueran respetadas y valoradas las diferentes culturas de los grupos que viven en todo el país. Pese a ser uno de los estados mexicanos que posee mayores recursos naturales (petróleo, maderas, minas y tierras fértiles para la práctica agrícola), en Chiapas es donde la desigualdad entre los distintos sectores sociales se ha mostrado históricamente de una manera más patente, ya que su organización sociopolítica sigue apoyada en las viejas estructuras sociales y políticas de carácter autoritario y latifundista.
El problema que el movimiento zapatista consideraba acerca del nafta, era que, mientras que este elimina el proteccionismo y los aranceles entre Estados Unidos, Canadá y México, y permite el libre movimiento de mercaderías y de capitales norteamericanos; acentúa las barreras a los emigrantes mexicanos que tradicionalmente intentan cruzar las fronteras.
El Subcomandante Marcos es un líder atípico, llegó a la selva de Lacandona en 1984 y vivió allí durante 17 años. En sus apariciones públicas nunca se quita su pasamontañas negro y esconde su nombre real. De este anonimato personal lucha para que las masas indígenas de Chiapas puedan ser visibilizadas y dejen de ser ignoradas por las políticas del estado mexicano.
Desde un primer momento el ejercito no dudo en reprimir y realizar bombardeos aéreos, los cuales debieron ser enfrentados por los zapatistas. Además el ejercito zapatista comenzó una importante reforma agraria que significo un desafío al poder tradicional de los grandes propietarios de fincas.
En el sureste mexicano, estado de Chiapas, viven pueblos descendientes de los pueblos mayas, los cuales representaban el 80% de la población del lugar. Los terratenientes locales han mantenido su tradicional régimen de explotación y un orden social racista.
Aunque los zapatistas buscaron acuerdos con el gobierno, la clase dirigente mexicana les negó el derecho a determinarse políticamente. La prensa, burócratas, periodistas e intelectuales no hicieron mas que revelar los profundos perjuicios sociales, la hostilidad y el menosprecio por los sectores indígenas. Por su parte los mas críticos dudaron que el ejercito zapatista fuera auténticamente indígena.
En 1995 el nuevo presidente, Ernesto Zedillo, redoblo la apuesta, interrumpió las negociaciones, ordenó la captura del Subcomandante Marcos y reforzó la presencia militar en Chiapas.
Como respuesta el movimiento zapatista desplegó una intensa actividad, apelando a la solidaridad internacional para buscar el apoyo de otros pueblos. Fue así que en 1996 organizaron en la selva el llamado encuentro intercontinental por la humanidad y contra neoliberalismo, al cual concurrieron 3000 representantes, políticos, jóvenes intelectuales entre otros.
Desde ese momento la violencia se acrecentó. El gobierno tomó medidas violentas con el único objetivo de atemorizar al movimiento de izquierda.
En 1997, el ejército que trabajaba para el poder oficialista realizó una matanza en una iglesia de la comunidad indígena. Seguido de un atentado al obispo Samuel Ruiz, mediador entre el movimiento zapatista y el gobierno.
En 1997 los zapatistas organizaron una marcha hacia la capital mexicana apoyados por el líder del partido de la revolución democrática. Ese mismo año este movimiento de izquierda realizó una nueva consulta popular, en donde se reflejó el apoyo del pueblo y el deseo del mismo de que se reconozcan los derechos de los mismos.
Vicente Fox, el siguiente presidente había prometido inversiones en Chiapas e intento incentivar a los inversionistas extranjeros. Para lograr su objetivo prometió la organización de un proceso de paz en la región de Chiapas. Sin embargo en el 2002 varios campesinos e indígenas fueron desalojados para, según el gobierno proteger su reserva natural, pero los zapatistas afirmaron que los desalojaron para ofrecer las tierras a emprendimientos privados.
En los siguientes años el movimiento zapatista logró un amplio apoyo a nivel mundial, al igual que su líder Marcos, el cual despertó simpatías entre los intelectuales de todos los continentes.
Por otro lado el movimiento y su símbolo, es decir, su pasamontañas negro, se comenzó a convertir en un referente imprescindible de la resistencia global a la mundialización y al neoliberalismo.
Consecuencia de la falta de interés estatal sobre la situación, el zapatismo ha desarrollado formas propias de autogobierno y actualmente posee un territorio propio. Allí funcionan los municipios autónomos rebeldes zapatistas desde 1994 y desde el 2003 se organizaron las 5 juntas de buen gobierno y los caracoles.
Las juntas son instancias regionales de autogobierno indígena en las cuales el acta de gobierno recae sobre toda la comunidad cuyas funciones principales son:
1. Contrarrestar las desigualdades en el desarrollo de las comunidades.
2. Realizar proyectos productivos.
3. Atender y guiar a las visitas mexicanas internacionales en el territorio zapatista.
4. Promover la participación de los zapatistas en terrenos fuera de las comunidades.
El zapatismo se baso en el objetivo de construir una sociedad diferente y otra forma de pensar el poder. De la misma manera reclaman espacios autónomos y una democracia comunitaria, además de una profunda transformación cultural a contrapelo de los valores que impone el neoliberalismo.

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